martes, 23 de junio de 2009

Lo que es, lo que fué y lo que nunca será !


- ¿Cuál es tu sueño, aquello que desearías llegar a ser si pudieras? –Me preguntó ella… buscaba ser profunda…

- Me gustaría ser un vampiro –contesté muy seriamente mirándola a sus ojos azules, y añadí- tendría 453 años y tu serías mi próxima víctima.

Ella sonrió. Y siguiéndome la corriente me preguntó:

- ¿Por qué un vampiro?

Suspiré, reflexionando un poco en mi respuesta, y le contesté:

-Porque iría por la vida bebiendo de las mujeres que me gustan… hasta dejarlas con una sed insaciable… sería su compañía de noche pero nunca verían mi rostro en el día. Mientras todos duermen, las haría mías, y mientras yo duermo ellas harían su ruidosa vida: ocupada en cavar tumbas, hacer velorios y enterrarse mutuamente. Esa no sería mi vida! Bebería sangre sin saciarme, y luego quizá las vería morir mientras las abrazo.

Ella quedó sin palabras. Y pude ver esa misma mirada que he visto en tantas mujeres, esa mirada que pregunta cómo soy en realidad, qué escondo, esa mirada que intenta analizarme… ni siquiera parpadeaba.

La noche me mostró que mi improvisada historia tuvo más éxito de lo que hubiera imaginado.

Bebí hasta saciarme.

Y la verdad es que no estaba improvisando del todo...

Aún sigo pretendiendo quererlo todo cuando en realidad lo que quiero es realmente muy poco.

Aún sigo pretendiendo que quiero quedarme más, cuando lo que quiero es huir… escondido en la complicidad de la luna cuarto creciente.
Ella no lo sabría, pero sería la última vez que iba a verla. Ya estaba saciado… Mi búsqueda iría a otros tiempos, a mujeres de distintas épocas, a otras mujeres detenidas en su pasado, a otras que debieron haber nacido mucho tiempo después y no en una época tan hipócrita como esta. Mis colmillos afilados irían al cuerpo de mujeres libres, tambien al de mujeres encadenadas y aprisionadas por sus propios grilletes de miedos y falsa cortesía.

Mi oscura capa las liberaría un momento, les daría la locura y extravagancia pálida que siempre habían fantaseado. Luego su conciencia les reclamaría el porqué se dieron a beber tan complacientemente.
La luz del Sol les dejaría ver con claridad las huellas de mis mordidas, las magulladuras de la pasión. Mis manos son sutiles, pero tocan una y otra… y otra… y otra vez…

Soy la enfermedad y también soy la cura…

Soy la tentación y soy el pecado...

Soy el crimen y también tu venganza...

Sin embargo, a ella no le di a beber de mí. No le di el regalo de la inmortalidad, de tenerme en alma y corazón... si es que todo aquello existe.

Mis labios no consiguieron enviciarse a su sangre.

No.

Ella aún no se lo había ganado...